La clave está en el tiempo. Cuando abordamos un desarrollo a medida, estamos pensando únicamente en las necesidades de hoy. Tenemos un proyecto concreto, un determinado alcance funcional y conocemos las herramientas que hoy tenemos disponibles. Somos los que mejor conocemos nuestra empresa de hoy, sus procesos y el desarrollo parece una buena opción, pues las licencias de las herramientas de desarrollo son económicas y el coste de la tarifa diaria de programación es asequible, y entonces, caemos en la trampa del corto plazo y vamos adelante.

Es muy posible que este desarrollo salga bien, que estemos orgullosos de nuestro trabajo, e incluso que proclamemos a los 4 vientos el dinero que nos hemos ahorrado. Sin embargo el mundo no se para, el negocio no se para, la adaptación debe ser permanente, nuestros clientes, internos y externos, tendrán nuevas exigencias y nuestro desarrollo no estará terminado, tendremos que integrarlo con otras áreas, tendremos que tratar de darle mayor funcionalidad y alcance, tendremos que adaptarlo a las nuevas tecnologías, permitir que la información se analice, se comparta, se acceda desde nuevos dispositivos … y veremos en primera persona cómo la trampa del desarrollo se cierra sobre nuestras cabezas, nunca estará terminado, la tecnología que usamos un día se quedará obsoleta, el ritmo de exigencia por funcionalidad e integración será cada vez mayor y no podremos sino poner más y más recursos dedicados al mantenimiento de un desarrollo propio, que no deja de comer, que me obliga a gastar más y más cada día y del que no puedo salir. Al poco tiempo me he convertido en una empresa de desarrollo de software dentro de mi propia empresa y ni tengo los recursos económicos para hacerlo viable, ni tengo las capacidades humanas y de inversión para responder a lo que se me exige desde el negocio.

Así que pensemos, desde el principio, en que nuestra empresa debe perdurar muchos años, y hagamos el análisis de costes bajo esta perspectiva a la hora de tomar la decisión y veremos entonces que la adquisición de un ERP es mucho más económica que el desarrollo a medida.

Por otro lado tenemos la integración. Un sistema de producción, requiere la asignación de recursos, que a su vez requieren de un plan de desarrollo, una formación o un cálculo de su nómina; también requiere de una cuenta contable, de una gestión de compras o de una asignación de costes y claro,de todos estos puntos nos vamos dando cuenta sobre la marcha, cuando en un sistema de gestión integral (ERP) lo tenemos disponible desde el primer momento.

Claro que no nos vale un ERP cerrado, poco flexible y que no me permita diferenciar a mi empresa. Tenemos que buscar un socio tecnológico que nos acompañe, que asuma la inversión en tecnología y que me vaya suministrando versiones y soluciones acordes a las exigencias de los tiempos, de hoy y de mañana, pero además que me permita adaptar los flujos e innovar en los procesos para que podamos diferenciar nuestra empresa de la competencia, hoy y mañana.

Veremos cómo, con la decisión de un ERP, flexible y abierto, los números salen y en el largo plazo es mucho más económica la decisión de adquirir un ERP que de optar por el desarrollo.

Luis Alberto Quilez